Los primeros libros de la colección Bosque en revista L'officiel

Denise Fernández: Mis animales y los que no son míos (2020)

Un bestiario surrealista, hondo y fantástico, lleno de texturas y simbolismos: eso escribió Denise Fernández (San Rafael, Mendoza, 1989). Como las pinturas de Leonora Carrington o Remedios Varo, este libro contiene imágenes que no parecen de este mundo y sin embargo están absolutamente empapadas de vida terrestre, de mugre, de eros. Es lo ordinario puesto patas para arriba, el reverso de los sueños que no son nuestros. A través de esta serie de poemas que tienen a distintos animales como protagonistas, Fernández construye una poética de la curiosidad, la otredad y el asombro. “¿Qué sueña una vaca?” es quizás una pregunta que solo se puede contestar por medio de la poesía. Es esa pregunta por la experiencia ajena que se enciende como un carbón viejo en cada uno de estos poemas. El género del bestiario históricamente reflexionó sobre la animalidad y los puntos en que nos refleja y nos extraña. Fernández se inscribe en esa tradición con inteligencia y lirismo, construye un diálogo con animales que se rehúsan a ser atrapados: “no hagas de esto un poema”, dice un búho. El deseo de habitar y atravesar un cuerpo distinto, como si eso pudiera darnos un entendimiento de lo que anida ahí: “Si yo fuera un gusano entraría por su lomo como una sonda de sal”. En este poemario inaugural, Denise Fernández levanta un espejo torcido a las bestias que, como dice una serpiente por ahí, “buscan en nosotros lo que deben descubrir en ellos”. Marina Do Pico

Manuel Duarte: No caballo entre caballos (2021)

Manuel Duarte (Buenos Aires, 1993) es otro hallazgo de la colección Bosque de Mágicas Naranjas. Podríamos decir que el estilo de Duarte es anacrónico pero eso implicaría que se ubica en alguna época en particular. Si en algún momento tenemos la ilusión de familiaridad, es eso: solo una ilusión, un hechizo que conjura el autor. Duarte inventa sus propias fórmulas, galopa a un ritmo que es solo suyo y nos deja perdidos en la polvareda, sin entender qué bicho fantástico pasó por ahí. Los caballos de estos poemas nacen, mueren y sueñan y en ese arco Duarte hila versos que hacen bailar la lengua y la mente: “ascienden hacia arriba ríos y ríos / donde mueren los caballos caballos convergen”. Una música tan definitiva que parece que siempre estuvo ahí, esperando que alguien la escribiera. En el prólogo del libro, Duarte habla de la influencia de Héctor Viel Temperley, lectura en donde dice haber descubierto que “los caballos, ante todo, son animales de la mente”. Habrá sido esa inspiración fortuita lo que lo llevó a imaginar, por ejemplo, a un caballo que sueña a su patrón: “Pues uno duerme para que usted no exista”. El libro está acompañado con ilustraciones de María Valeria Chinnisi que amplifican la experiencia de lectura y la dotan de nuevas texturas. Marina Do Pico



La nota completa, acá.